viernes, 21 de diciembre de 2007

Pablo Guevara póstumo

Dos libros nos recuerdan la figura de un gran poeta peruano

A contracorriente de las grandes influencias de su generación, la poesía española del 27 y la francesa presurrealista, excepción hecha de Francisco Bendezú, Pablo Guevara debe haber sido con toda seguridad el primer gran discípulo peruano de la poesía en lengua inglesa. Nadie como él para haber tocado las fibras de Eliot o Pound en su propio diapasón. De Pound (1885-1972), heredó el aquelarre y la ambición. Pound, al declarar su admiración por Mussolini, en lo que al final fue, más bien, un inofensivo tributo a la cultura italiana y una crítica a la usura de la nueva sociedad norteamericana, realizó el acto más bizarro del siglo XX en la Literatura. Y al escribir los Cantares, que en sus ciento veinte estancias pretendía dar un fresco de la vida contemporánea de la humanidad, rompió cualquier modelo poético hasta entonces.

GUEVARA Y POUND Esa impronta fue imitada peruanísimamente por Guevara. Un año después de su desaparición física, sus alumnos más devotos de la Universidad de San Marcos acaban de editar su segundo libro póstumo: Hacia el final, Homenaje a Pound (1992-2001) (Homúnculos, revista poética). En este libro, el poeta peruano hace explícita la enorme admiración que sentía por el autor de Cantos Pisanos. Y como su maestro, Guevara emprende una escritura de múltiples registros, donde confluyen la erudición clásica y la cultura popular, el verso libre de gran aliento y la cita profusa de diferentes autores, la reflexión cultural y la crítica a la sociedad.

Si algún rasgo sobresale en el libro es, curiosamente, la nostalgia de una sociedad que dejó atrás. En la sección "Ciudad de Gotha", en poemas denominados sucesivamente "Organilladas", la faz de la vieja Lima le hace guiños al lector. Pero previendo que nosotros podríamos decir una cosa así, Guevara hace preceder a este grupo de poemas con otro: "Velocidad velocidad velocidad", que a la manera de un moderno Parra del Riego (rapsoda del motor y del avión en osado gesto futurista) es una exaltación paroxística del auto, pero tal como él lo vio en su infancia.

El homenaje a Pound, en la primera y última sección, es obvio. En la primera reconstruye poéticamente la prisión que sufrió el poeta en Pisa, Italia, recluido en una diminuta jaula de metal durante meses. En la última (llamada "Ez", tal el diminutivo de Ezra) estructura a un Pound mesiánico, casi un hijo de Dios ingresando al mundo material moderno.

El Guevara de Hacia el final es uno de los mejores que nos ha tocado leer, junto a su conmovedor y terrible Hospital (2006), libro donde sale de sí para espectar su propia muerte. Este último libro tiene un único precedente en Latinoamérica: Diario de muerte (1989), libro de Enrique Lihn donde el chileno se burla quedamente de la llegada de la parca. Ambos son libros póstumos y de lectura obligatoria, escritos casi en la agonía. Por el contrario, La colisión, su ópera marítima en cinco actos, en cambio no solo resulta ambiciosa sino que es abrumadora: presupone un lector excesivamente atento e informado, casi un humanista. Lo que aquí podría llegar aún al desborde, en Hacia el final (como también pasa en Hospital) es música contenida y justa, un alarde de precisión. Su obra previa, de Hotel del Cuzco (1971) hacia atrás, salvo éste último volumen, pertenece a la obra preliminar del poeta. En conjunto -aunque nos consta que dejó varios libros inéditos-, la poesía de Guevara será siempre un hito, una luz amplificada que abrió nuevas puertas a la tradición nacional. Las generaciones del 60 y del 70 le deben (le debemos) bastante, y no solo a nivel de influencia literaria sino a su amoroso magisterio y su amistad, él, que hasta el final amó a los jóvenes y que fue un maestro impar e inolvidable.

EL TRIBUTO A PABLO
Un año después de su deceso, los amigos y estudiosos de su obra han dado sus primeras palabras en homenaje al poeta ido. Gladys Flores Heredia, discípula suya, recopiló ensayos, crítica y testimonios de un grupo de escritores que conoció al poeta. Con todo ese material se ha publicado Totalidad e infinito, homenaje a Pablo Guevara (Editorial San Marcos; auspicia: Universidad Ricardo Palma).

En el volumen escriben William Rowe, Marco Martos, Santiago López Maguiña, Carlos López Degregori, Jaime Urco, entre otros. Además, el libro recopila varios de los artículos en los Guevara daba cuenta de su concepción de la poesía. En la segunda mitad de los 80 Pablo publicó en un diario local "El cajón de Huamán Poma de la poesía peruana siglo XX", donde agrupaba a los poetas peruanos desde un personalísimo punto de vista, lo que agitó el cotarro literario durante meses. Por ello resulta importante tener a mano este buen grupo de su obra crítica y ensayística, pues así como era un perenne renovador de la poesía, también lo era del juicio crítico.
Por: Enrique Sánchez Hernani
Fuente: "El dominical" Suplemento de El comercio.

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