sábado, 29 de diciembre de 2007
domingo, 23 de diciembre de 2007
sábado, 22 de diciembre de 2007
Paolo Astorga: Un gran amigo en la poesía.
viernes, 21 de diciembre de 2007
Cantos y comentarios.
Desde Destierro (1961) hasta Un crucero a las islas Galápagos (2005), la poesía de Antonio Cisneros se revela, en sus varias escalas, como la crónica lírica de una experiencia cuyo signo es el viaje. De la distancia y los encuentros, así como de los hallazgos y los extravíos, da cuenta una escritura que se orienta en las aguas -con frecuencia agitadas- de la historia comunitaria y personal. Carta de navegación y cuaderno de bitácora, la obra de Cisneros fija con inteligencia sus coordenadas para trazar los avatares y las aventuras de un sujeto a la vez único y plural.
"El puerto/ casi ha llegado/ hasta los barcos" declaraba, con circunspecta melancolía, la voz poética en el libro del noviciado. Cuarenta y cuatro años más tarde, un hablante febril y clarividente dice, en el primer poema en prosa de Un crucero a las islas Galápagos: "No es en esos meandros, donde viven los peces de agua dulce, que yo el gran capitán broadcaster destajero, con cien pesos al mes mientras navego y ciento treinta cuando estoy en tierra, he sentido terror por lo que resta de mi ordinaria vida". Significativamente, entre los escenarios emblemáticos de la poesía de Antonio Cisneros destacan las riberas y los litorales: bordes cambiantes que unen y deslindan, márgenes donde se deciden los destinos y se realizan
LAS PERSONAS DEL POETA
Poeta mayor de la llamada generación del 60 en el Perú y figura de primer orden en la lírica castellana contemporánea, Cisneros moldea en la forma flexible y abarcadora de su poesía -vitalista y culta, coloquial y arcaizante, épica y confesional, cosmopolita y arraigada en la vida peruana- materiales en apariencia disímiles: el ámbito de la escritura comprende, holgadamente, tanto a la larga duración histórica como a la actualidad doméstica. Reacio a dividirse entre el impulso cívico y la cavilación intimista, el poeta no cede ante la falsa dicotomía entre la realidad colectiva y la experiencia individual: la primera persona de la poesía se convierte en una asamblea de voces y en un teatro de perspectivas. En Ezra Pound y, sobre todo, en Bertolt Brecht, halló Cisneros pistas y propuestas que habría de incorporar creativamente a su quehacer. A través del monólogo dramático y de un reparto versátil de presencias, el poeta amplía la órbita de su expresión.
Ya en David (1962), el rey poeta es la persona (persona, en el teatro clásico latino, designa a la máscara del actor) que representa el drama de su vida y lo somete al juicio ajeno. En Monólogo de la casta Susana y otros poemas (1986) una figura bíblica -Susana, perseguida y hostigada por "los viejos repelentes"-y un poeta de fama universal -un Goethe que, en su ancianidad, no olvida "el vivo deseo por Annette"- son los otros en los que se refracta el poeta. En el segundo libro de Cisneros, David es un ser complejo y, por eso, irreductible a una sentencia: héroe, adúltero, monarca y poeta, el personaje merece, según las circunstancias, la adhesión o la crítica de su cronista. La simpatía o el sarcasmo envuelven la crónica del rey, pero la dimensión más genuina y plena del David de Cisneros (o, si se quiere, de Cisneros en David) se revela cuando toma la palabra, como en "Canto al Señor": "Estoy acostumbrado al amor,/sin embargo conozco tu silencio". La plegaria precede en más de una década a una de las entregas principales de Cisneros, El libro de Dios y de los húngaros (1975), que alberga la vivencia de la conversión religiosa y donde figura "Domingo en Santa Cristina de Budapest y frutería al lado", acaso el poema más bello -por su tersa dicción, por el modo en que sostiene un tono jubilosamente ceremonial y por la impecable plasticidad de las imágenes-que haya escrito Antonio Cisneros. Comentarios reales (1964) es el libro que sigue a David. Después de la incursión heterodoxa en la historia sagrada, le tocaba el turno a la intervención polémica en la historia nacional. La alusión paródica a la obra del Inca Garcilaso de la Vega exhibe, sin subterfugios, el propósito contestatario del autor, que a los 22 años recibió por ese volumen el Premio Nacional de Poesía. El homenaje más asiduo, sin embargo, ha sido el de la imitación: las revisiones versificadas del pasado peruano se multiplicaron a partir del modelo de Comentarios reales. El ingenio crítico de Cisneros se luce, sobre todo, en los poemas satíricos (como, por ejemplo, "Oraciones de un señor arrepentido" o "Descripción de plaza, monumento y alegorías en bronce"). Es notable también su laconismo, que fue un antídoto necesario contra la retórica torrencial de los epígonos del Neruda de Canto general o del Vallejo de España, aparta de mi este cáliz. En Crónica del Niño Jesús de Chilca (1981), Cisneros retoma la mirada histórica y la voluntad crítica de Comentarios reales, pero rectifica la escala y los procedimientos del proyecto: las voces de los poemas -salvo la del último, el excelente "Entonces en las aguas de Conchán (verano de 1978)"- proponen versiones estilizadas de los testimonios ofrecidos por informantes de una comunidad campesina, de antigua memoria y agónico presente, en la costa sur de Lima.
POESÍA DE LAS CIUDADES
A los 26 años, con Canto ceremonial contra un oso hormiguero, Antonio Cisneros publicó uno de los libros más importantes de la poesía latinoamericana del siglo XX. Diestra interpelación de cierta idiosincrasia limeña, encarnada en el maledicente "oso hormiguero", el poemario es una toma de posición -aguda y ferozmente irónica, pero también nostálgica y emotiva- frente al entorno familiar, la propia biografía y la ciudad en la que se crió el poeta. "Y tuve una muchacha de piernas muy delgadas. Y un oficio./ Y esta memoria -flexible como un puente de barcas-/ que me amarra/ a las cosas que hice/ y a las infinitas cosas que no hice,/ a mi buena o mala leche, a mis olvidos./ Qué se ganó o perdió entre estas aguas./Acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mi", dicen los versos finales de "Crónica de Lima". En Canto ceremonial contra un oso hormiguero, el hablante lírico es protagonista y testigo: el yo confesional tiene la densidad y el perfil de un personaje, de una presencia activa en el teatro del mundo. La tragicomedia en la cual actúa -y en la que se decide el destino de su palabra- es la de la comunicación. Así, el canto ceremonial de la poesía combate a quien, con su mala fe, vicia el diálogo social. Otra urbe -Londres, que es donde escribe el poeta su libro- se presenta también como escenario del habla y la experiencia, en poemas como "Karl Marx died 1883 age 65" o "Kensington, primera crónica".
El agotamiento de la primera aventura europea del poeta es el sustento existencial de Como higuera en un campo de golf (1974), que es el más grueso de los volúmenes publicados por Cisneros y, sin duda, el más cáustico y agrio de todos. Los poemas de desamor (como "Cuatro boleros maroqueros" o "Dos sobre mi matrimonio uno") y los de balance de la vida de expatriado ( como "Londres vuelto a visitar, arte poética 2" o "A dedo hasta Florencia") son imprescindibles en la más sumaria de las antologías de Cisneros. A pesar de su excelencia formal, el libro marca un callejón sin salida: el desencanto cubre todo, incluida la poesía misma.
Para que la travesía continuara, fue necesario el retorno a la fe: el verbo renace -celebratorio y solidario, sereno e íntimo- en El libro de Dios y de los húngaros. Poesía religiosa de alta ley, como la de los sonetos a la Virgen, de José Lezama Lima, o la de Telescopio en la noche oscura, de Ernesto Cardenal, es la de El libro de Dios y de los húngaros, que inicia en la obra del poeta un segundo ciclo, el cual parece cerrarse en Las inmensas preguntas celestes (1992), donde la atmósfera de crisis y desasosiego replica, bajo otras circunstancias, el clima de Como higuera en un campo de golf. Sin embargo, la última palabra no estaba dicha. Después de un silencio editorial de trece años, Un crucero a las islas Galápagos (2005) demuestra, en el claroscuro visionario de su imaginería y la ardiente intensidad de su dicción, que la poesía de Antonio Cisneros sigue abierta a las aventuras del lenguaje y a los descubrimientos de la experiencia.
Por Peter Elmore
La dura piel del solitario
A comienzos de 1905, cuando Joseph Conrad viajó con su familia a Capri, se encontraba bastante frustrado con su vida de escritor. El año anterior había terminado una de sus obras maestras, Nostromo, lo que le había granjeado algunos comentarios favorables. Su nombre tenía ya un cierto prestigio en los círculos literarios ingleses. Sin embargo, era una época difícil. Su esposa Jessie tenía una dolencia en la rodilla, y había hecho el viaje en una silla de ruedas. Por otro lado, él nunca se había recuperado de sus ataques de gota y de las consecuencias de una malaria. El esfuerzo de escribir Nostromo lo había dejado exhausto.
Sin embargo este libro, sin duda una obra maestra, había sido un fracaso en las ventas. Hasta entonces había vivido con préstamos bastante frecuentes de su agente Pinker. Y los ingresos por sus libros eran mínimos (en una carta a un amigo contabilizó que sus ganancias del año 1908 llegaron apenas a las cinco libras).
Por otro lado, Nostromo no era una obra insular. Ya había escrito otros libros que él intuía que eran importantes (en realidad eran obras magníficas): El corazón de las tinieblas, El negro del Narciso y Lord Jim iban a ganar cada vez más lectores en el siglo que empezaba. Ninguna de estas había sido bien recibida por el público. Pero él había estado seguro de que con Nostromo, la historia iba a cambiar. Pero nada de eso ocurrió, y pocos lectores ingleses se interesaron.
Tratando de olvidar lo que consideraba un fracaso, Conrad sintió que podía sufrir un periodo de esterilidad. En una carta que le manda a Edmund Gosse, le dice que teme sufrir el mal de aquello que Baudelaire llamaba la "esterilidad nerviosa del escritor". Ya por entonces Conrad comparaba la actividad del escritor a la del minero. "Me siento como un excavador del carbón hundido en su fosa que tiene que extraer sus frases de la noche", le escribe a Gosse. Más tarde, en otra carta, diría: "Durante todos estos años, a lo largo de mi trabajo, he vivido en una caverna sin ecos".
El viaje a Capri, sin embargo, tuvo un inesperado evento favorable. Conrad recibió la noticia de que el rey, en mérito a su dedicación al oficio literario, le ofrecía una donación de quinientas libras. Este dinero sería parte del fondo con el que Conrad iba a vivir mientras realizaba su venganza, una de las más extraordinarias de la historia literaria. Iba a salir publicada en 1907, bajo el nombre de
El agente secreto. El agente secreto presenta un Londres sombrío, poblado de personajes oscuros, patéticos y violentos. A diferencia de sus libros anteriores, es una novela sin héroes, su respuesta a una ciudad que lo rechazaba. Basada en un caso real, es ante todo la historia del señor Verloc, un hombre de aspecto opaco que camina por Londres con un abrigo en cuyo interior hay un arsenal de explosivos. Verloc es un terrorista cuya misión (probablemente encargada por el gobierno ruso) es hacer volar el observatorio de Greenwich. Para ello, busca la ayuda de Stevie, el hermanito desvalido de su esposa Winnie. Cuando Stevie tropieza y cae llevando la bomba destinada a Greenwich, la policía británica tiene que buscar una escoba para recoger sus restos. Luego de que Winnie descubre que Verloc es el responsable de la muerte de su hermano, se produce (en el largo y maravilloso capítulo once) una de las escenas de crimen más memorables que se hayan escrito. El señor Verloc ve a su mujer coger con movimientos pausados un cuchillo de trinchar ("lo suficientemente pausados para que él comprendiese plenamente el significado del portento y saborease el gusto de la muerte subiéndole por la garganta") (1). Los capítulos once y doce de El agente secreto forman una secuencia extraordinaria, creo que lo mejor de una obra cumbre como la suya. Aún así, cuando el libro sale publicado, Conrad es acusado de inmoralidad y de violencia en sus temas. Por lo demás, como siempre, es ignorado. Sin embargo, cuando ya no esperaba el éxito, éste le llegó de pronto gracias a una novela llamada Chance (1914) que sin duda no es de las mejores. El éxito de Chance lo convierte inesperadamente en un hombre solvente, pero felizmente mantiene con el éxito una relación distante. Sigue trabajando con una severidad implacable, inmune a los elogios y a los réditos económicos (que iban a convertirlo en un ídolo en los Estados Unidos, a donde viajaría poco antes de su muerte). Publica al menos una obra maestra más, antes de morir, La línea de la sombra, en 1917. Su temperamento ensimismado lo había protegido. Si había resistido al fracaso, resistiría al éxito con la misma perseverancia. Tenía la piel dura del solitario.
EL ETERNO EXTRANJERO
En realidad, Conrad no era un inglés ni un polaco ni un europeo ni un extranjero sino todo aquello junto. Hijo del nacionalista polaco Apollo Korzeniowski, a los cinco años (en 1862) acompaña a su familia a una prisión rusa, en Siberia, un castigo por las actividades políticas de su padre. Poco después su madre muere de tuberculosis y cuando Conrad tiene apenas doce años, ve morir a su padre, que es enterrado en Cracovia. Huérfano de padre y madre queda al cuidado de su tío Tadeo hasta los dieciséis años cuando abandona Polonia para ir a Marsella. Ahí iniciará su vida en la marina mercante. Para entonces, aunque era un muchacho, su vida había estado tan llena de eventos que tenía la experiencia de un adulto. Al subir al tren que lo exilaba de Polonia, sintió que "se subía a un sueño".
A lo largo de su vida en la marina se interna en el Congo, de donde iba a extraer los materiales para El corazón de las tinieblas. Su visita a Venezuela y a Colombia, por otro lado, iba a servir de inspiración para Nostromo. En 1877, de vuelta en Marsella, participa en una organización que le contrabandea armas a los carlistas. Se enamora de una joven húngara llamada Paula, quizá una amante del mismo Don Carlos. Como consecuencia de esta relación se bate a duelo con un americano llamado John Blunt. Un año después intenta suicidarse, disparándose un tiro en el pecho.
Su tío Tadeo va en su auxilio y le paga todas sus deudas. Pero en enero de 1894 sufre la desgracia de la muerte de su tío. Conrad deja para siempre su vida de marino. Ha decidido convertirse en un escritor con una novela llamada La locura de Almayer, que le dedica a su protector.
En 1896 iba a casarse con la inglesa Jessie George, una mecanógrafa de temperamento apacible, que administró lo mejor que pudo sus arranques de violencia y sus periodos de mutismo. En 1899 iba a publicar por entregas su primera obra maestra, El corazón de las tinieblas. En los treinta años que van de 1894 a 1924 (muere de un infarto en agosto de ese año), iba a dedicarse por entero a la literatura. Alguna vez iba a definir la vocación del escritor con una frase apropiada en su caso: "transformar la energía nerviosa en palabras". Aunque no lo había aprendido del todo hasta los veintiún años, el inglés fue el idioma que eligió como lengua literaria. Quizá el hecho de que viniera al idioma desde afuera lo ayudó a descubrir sus posibilidades mejor que un hablante nativo. El inglés de Conrad es uno de los más complejos e intensos de un escritor de esa lengua en cualquier época.
Era por otro lado, un idioma con el que ya se había familiarizado en su infancia, gracias a las conversaciones sobre Shakespeare con su padre (uno de sus traductores). Según su biógrafo Leo Gurko, la idea shakesperiana de un héroe solitario, arrojado a un mundo hostil, contra el que tiene que lidiar, aparece en los héroes conradianos con frecuencia. Nostromo, Lord Jim, Verloc, son en cierto modo reproducciones de Hamlet y de Othello. El rasgo fundamental en todos ellos es la percepción de un entorno hostil, una sensación típica de un hombre que siempre fue un extranjero.
En sus cartas, confesaba que le interesaba contestar de alguna manera a la pregunta de qué es lo que hace que los seres humanos continúen con sus vidas, al margen de las leyes morales o de los principios legales. La respuesta, creo, es el apego a la realidad que los hombres comparten. Para Conrad, la realidad era un espacio infinito de exploración, un universo místico, inesperado, lleno de aventuras, capaz de producir la mayor variedad de registros. Ese apego a la aventura, a la exploración y al redescubrimiento de la realidad sostiene a sus héroes. Nunca quiso entender sino ser plenamente consciente de la vida de sus personajes y de la suya propia. La frase de Linda Viola a Nostromo en el final de la novela, lo expresa: "No lo puedo entender. Pero nunca te olvidaré. Nunca."
(1) Tomo la traducción de Héctor Silva en la edición de Cátedra. Madrid, 1995
Pablo Guevara póstumo
A contracorriente de las grandes influencias de su generación, la poesía española del 27 y la francesa presurrealista, excepción hecha de Francisco Bendezú, Pablo Guevara debe haber sido con toda seguridad el primer gran discípulo peruano de la poesía en lengua inglesa. Nadie como él para haber tocado las fibras de Eliot o Pound en su propio diapasón. De Pound (1885-1972), heredó el aquelarre y la ambición. Pound, al declarar su admiración por Mussolini, en lo que al final fue, más bien, un inofensivo tributo a la cultura italiana y una crítica a la usura de la nueva sociedad norteamericana, realizó el acto más bizarro del siglo XX en la Literatura. Y al escribir los Cantares, que en sus ciento veinte estancias pretendía dar un fresco de la vida contemporánea de la humanidad, rompió cualquier modelo poético hasta entonces.
GUEVARA Y POUND Esa impronta fue imitada peruanísimamente por Guevara. Un año después de su desaparición física, sus alumnos más devotos de la Universidad de San Marcos acaban de editar su segundo libro póstumo: Hacia el final, Homenaje a Pound (1992-2001) (Homúnculos, revista poética). En este libro, el poeta peruano hace explícita la enorme admiración que sentía por el autor de Cantos Pisanos. Y como su maestro, Guevara emprende una escritura de múltiples registros, donde confluyen la erudición clásica y la cultura popular, el verso libre de gran aliento y la cita profusa de diferentes autores, la reflexión cultural y la crítica a la sociedad.
Si algún rasgo sobresale en el libro es, curiosamente, la nostalgia de una sociedad que dejó atrás. En la sección "Ciudad de Gotha", en poemas denominados sucesivamente "Organilladas", la faz de la vieja Lima le hace guiños al lector. Pero previendo que nosotros podríamos decir una cosa así, Guevara hace preceder a este grupo de poemas con otro: "Velocidad velocidad velocidad", que a la manera de un moderno Parra del Riego (rapsoda del motor y del avión en osado gesto futurista) es una exaltación paroxística del auto, pero tal como él lo vio en su infancia.
El homenaje a Pound, en la primera y última sección, es obvio. En la primera reconstruye poéticamente la prisión que sufrió el poeta en Pisa, Italia, recluido en una diminuta jaula de metal durante meses. En la última (llamada "Ez", tal el diminutivo de Ezra) estructura a un Pound mesiánico, casi un hijo de Dios ingresando al mundo material moderno.
El Guevara de Hacia el final es uno de los mejores que nos ha tocado leer, junto a su conmovedor y terrible Hospital (2006), libro donde sale de sí para espectar su propia muerte. Este último libro tiene un único precedente en Latinoamérica: Diario de muerte (1989), libro de Enrique Lihn donde el chileno se burla quedamente de la llegada de la parca. Ambos son libros póstumos y de lectura obligatoria, escritos casi en la agonía. Por el contrario, La colisión, su ópera marítima en cinco actos, en cambio no solo resulta ambiciosa sino que es abrumadora: presupone un lector excesivamente atento e informado, casi un humanista. Lo que aquí podría llegar aún al desborde, en Hacia el final (como también pasa en Hospital) es música contenida y justa, un alarde de precisión. Su obra previa, de Hotel del Cuzco (1971) hacia atrás, salvo éste último volumen, pertenece a la obra preliminar del poeta. En conjunto -aunque nos consta que dejó varios libros inéditos-, la poesía de Guevara será siempre un hito, una luz amplificada que abrió nuevas puertas a la tradición nacional. Las generaciones del 60 y del 70 le deben (le debemos) bastante, y no solo a nivel de influencia literaria sino a su amoroso magisterio y su amistad, él, que hasta el final amó a los jóvenes y que fue un maestro impar e inolvidable.
EL TRIBUTO A PABLO
En el volumen escriben William Rowe, Marco Martos, Santiago López Maguiña, Carlos López Degregori, Jaime Urco, entre otros. Además, el libro recopila varios de los artículos en los Guevara daba cuenta de su concepción de la poesía. En la segunda mitad de los 80 Pablo publicó en un diario local "El cajón de Huamán Poma de la poesía peruana siglo XX", donde agrupaba a los poetas peruanos desde un personalísimo punto de vista, lo que agitó el cotarro literario durante meses. Por ello resulta importante tener a mano este buen grupo de su obra crítica y ensayística, pues así como era un perenne renovador de la poesía, también lo era del juicio crítico.
jueves, 20 de diciembre de 2007
Dolor y esperanza en la poesía de Wáshington Delgado
Al hielo que dejó tu ausencia.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
La delicada poesía de Juan Gonzalo Rose
La característica de la poesía de Juan Gonzalo Rose es la ternura. Conocedor de un área muy importante de la poesía española, principalmente Miguel Hernández y León Felipe, el poeta ha mostrado un gran dominio de recursos expresivos tanto en su vela realista y combativa de sus primeros versos, como en la poesía desnuda, adelgazada de Simple canción (1960), que junto con Informe al rey y otros libros secretos, de 1969, son a nuestro parecer sus mejores libros de poemas. Solitario, escéptico, marginal, Rose fue hasta 1983, año de su muerte, la imagen que el pueblo tenía del poeta, como Martín Adán en otros años.
Por Marco Martos
Fuente: http://www.educared.org.pe/estudiantes/literatura/rose1.htm
domingo, 16 de diciembre de 2007
Soy un hombre solitario
viernes, 14 de diciembre de 2007
miércoles, 5 de diciembre de 2007
martes, 4 de diciembre de 2007
Noticias de feria
La 28 Feria del Libro Ricardo Palma se inauguró el viernes pasado en su tradicional recinto del Parque Kennedy de Miraflores, con novedades editoriales, presentaciones, talleres e invitados internacionales, entre los que destacan el periodista argentino Jorge Lanata y el historietista Francisco Solano. La fiesta editorial continuará hasta el miércoles 12 de diciembre. Aquí algunos imperdibles de la feria.
DEL EXTERIOR Entre la lista de autores invitados destacan los argentinos Jorge Lanata y Francisco Solano, la chilena Vinka Jackson y el colombiano Juan Carlos Galeano. Lanata (Mar del Plata, 1960) es un periodista de oficio, que también ha incursionado con éxito en la literatura con su colección de cuentos Polaroids (1991) y la novela Historia de Teller (1992). Entre sus libros periodísticos sobresalen la recopilación de textos El nuevo periodismo (1987) y Cortinas de humos (1995), una investigación realizada junto a Joe Goldman sobre los atentados a instituciones judías en Buenos Aires. Se presentará en la feria el martes 4. Hora: 7:00 p.m.
Gran parte de la fama del historietista Francisco Solano López (Buenos Aires, 1928) se debe a su serie El Eternauta, un personaje creado hace 50 años que se ha convertido en un clásico de la historieta de argentina. En el recinto ferial habrá una exposición de homenaje a El Eternauta, con historietistas peruanos.
La psicóloga chilena Vinka Jackson (Santiago de Chile, 1968) es otra de las invitadas a la feria. Ella obtuvo la mención honrosa en el Concurso Escrituras de la Memoria, que realiza el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile por un libro, Agua fresca en los espejos (Editorial Alfaguara), que es un relato testimonial sobre el incesto y el abuso sexual infantil. De Colombia llega el poeta, traductor y ensayista Juan Carlos Galeano (Colombia, 1958). Autor de Baraja inicial (1986) y Amazonía (2003). Galeano también ha realizado una película documental, Los árboles tienen madre (2007), que será proyectada el lunes 10. Hora: 4:00 p.m.
RECONOCIMIENTO:
La Cámara Peruana del Libro rendirá dos merecidos homenajes. El miércoles 5 será homenajeada la doctora María Rostworowski, una de las investigadoras más acuciosas de nuestro pasado prehispánico. Autora de Historia del Tahuantinsuyo. Ese día se presentará el tomo VII de sus obras completas: Escritura andina de poder. En la cita participarán Luis Millones, Marco Curátola, Carlos Iván Degregori y Gladys Díaz Carrera. Hora: 7:00 p.m.Luego el jueves 6 será homenajeado el escritor y periodista Jorge Salazar (Lima, 1940) por sus aportes culturales y su vasta producción bibliográfica. Salazar ha sido un periodista múltiple que ha transitado por varios géneros. Su producción literaria se inició con Piensan que estamos muertos (1979), luego en 1980 ganó el Premio Casa de las Américas con su novela La ópera de los fantasmas. Ha publicado ensayos sobre gastronomía, fútbol y la noticia policial. Hora: 7:00 p.m.
NO SE LO PIERDA
El círculo invisible. Libro que es un homenaje a todo un círculo de amigos reunidos alrededor de la música, la literatura y el periodismo, entre ellos estaban Chabuca Granda, Magda Figuerola, César Miró, Manuel Scorza, Julio Ramón Ribeyro, Juan Gonzalo Rose, el chino Domínguez y Reynaldo Naranjo. Presentación: Lunes 3. Hora 7:00 p.m. 4Muertos de amor. Esta novela del argentino Jorge Lanata recrea la agitada vida de un grupo de guerrilleros en la selva salteña en los ya míticos años sesenta. Presentación: Martes 4. Hora: 7:00 p.m.
El nacimiento de los otorongos. Presentación de este trabajo realizado por el antropólogo Carlos Iván Degregori y Carlos Meléndez, sobre los nefastos congresos de la época del fujimorismo (1990-2000). Jueves 6. Hora: 8:30 p.m.
Cuentos de bolsillo. Presentación de este libro de Harry Belevan que reúne 67 relatos breves, algunos en forma de apostillas sobre el amor, la amistad y la muerte. Viernes 7. Hora: 8:30 p.m. 4Cuentos amazónicos. Este libro del poeta y traductor colombiano Juan Carlos Galeano recoge una serie de mitos amazónicos de Brasil, Colombia y Perú. Sábado 8. Hora: 4:00 p.m.
Algo que nunca serás. El escritor Guillermo Niño de Guzmán rompe su silencio literario con este libro de relatos, editado por la Editorial Planeta. Lunes 10. Hora: 7:00 p.m.
IQT. Colección de relatos del escritor y periodista Francisco Bardales. En la mesa estarán Beto Ortiz, Marco Avilés y el artista Christian Bendayán. Lunes 10. Hora. 8:30 p.m. 4Aguardiente Forever. Presentación de este poemario de Hildebrando Pérez a cargo de Erick Ramos y Danny Cruz. Martes 11. 8:30 p.m.
FUENTE: EL DOMINICAL
Vallejo y los elefantes (Sobre la peculiar zoología vallejiana)
En todo esto pensaba mientras me distraía de las exigencias de un ensayo sobre Vallejo leyendo el Bestiario Medieval. Como suele ocurrir con los libros que elegimos para distraernos, éste también me condujo a viejas preocupaciones, y ocurrió que el elefante (animal que en honor a su tamaño inaugura ese libro) me condujo a "Masa". Cito el fragmento: "La naturaleza del elefante es tal, que si cae al suelo no es capaz de incorporarse. Por ello, cuando desea dormir, se apoya contra un árbol, pues carece de articulaciones en las rodillas. Y por esa razón, el cazador corta parcialmente el tronco, de manera que el elefante, al apoyarse, se desploma a la vez que el árbol. Al caer pide auxilio a gritos; e inmediatamente aparece un gran elefante, que no es capaz de levantarlo. Entonces gritan ambos, y aparecen en escena doce elefantes más: pero ni siquiera ellos pueden alzar al caído. Todos ellos gritan, pues, en petición de ayuda, y llega en seguida un elefante muy pequeño que coloca su boca y su trompa bajo el caído, levantándolo".
De acuerdo con la interpretación alegórica, el elefante no es otro que Adán arrojado del paraíso, el elefante grande es la ley mosaica, los doce elefantes son los doce profetas, y el pequeño "Nuestro Señor Jesucristo [que], aunque era el más grande, se convirtió en el más insignificante de los todos los elefantes. Se humilló, y mostró su obediencia incluso hasta la muerte, con el fin de levantar a los hombres". Esta interpretación refuerza las curiosas semejanzas entre la alegoría medieval y "Masa". En su edición crítica de Vallejo, Ricardo González Vigil incluye un comentario de Julio Vélez, para quien "[L]a masa sustituye al milagro. Es decir, ella es la única capaz de realizarlo. Dios es una realidad colectiva de carne y hueso concretos y universales". Incluye también la enumeración de Roberto Paoli de los modelos que ofrece la Biblia: la resurrección de Lázaro, la curación de los cojos y la resurrección de la hija de Jairo. Las imágenes del venero bíblico que pueblan los poemas de Vallejo conviven con tanta naturalidad con las imágenes proféticas de una sociedad sin clases, que admiten ser leídas como complementos de la utopia mesiánica. Tal vez el momento más exaltado de esta utopía sea en el "Himno a los voluntarios de la República". Allí, en medio de ignorantes que sabrán y tullidos que andarán, aparece un elefante: "La hormiga/traerá pedacitos de pan al elefante encadenado/a su brutal delicadeza"
A diferencia de muchas imágenes vallejianas, la de la hormiga y el elefante es razonablemente clara, pero conviene echar un vistazo a otros elefantes vallejianos para trazar su simbología. Son solamente tres y figuran en el volumen póstumo que la posteridad ha bautizado como Poemas Humanos. Resulta curioso que dos de ellos sean llamados "paquidermos", sustitución que introduce una ambigüedad significante, pues paquidermos son también los cerdos, los hipopótamos y los rinocerontes. Tal vez la simpatía de Vallejo por los elefantes le hizo preferir el sustituto (que significa "piel gruesa") para referirse a aquellos "¡Paquidermos en prosa cuando pasan / y en verso cuando páranse!" ("Telúrica y magnética"), y al "infame paquidermo" ("Acaba de pasar el que vendrá."). En "Epístola a los transeúntes", en cambio, el elefante aparece con su nombre y en una circunstancia que siempre me pareció enigmática: "Reanudo mi día de conejo, /mi noche de elefante en descanso".
La imagen se refiere a la deshumanización que produce la jornada alienante y castradora: si al día le corresponde el desgaste de una energía laboriosa y vivaz (de conejo), a la noche el descanso reparador (de elefante). Hasta aquí la interpretación funciona, pero se contradice con el resto de un poema que sugiere una analogía entre la pasión de Cristo y un hombre cuya actividad productiva no se ve recompensada con el sustento. Si el descanso es "de elefante" se vería compensada la actividad del conejo, lo cual le restaría dramatismo al resto del poema. Ese elefante debía sugerir algo más que la simple condición del descanso. Una posible respuesta a esa enigma la encontré en el fragmento citado del Bestiario que alude a la incapacidad del elefante de descansar cómodamente por carecer de articulaciones en las rodillas. La mención al elefante en el poema de Vallejo no aludiría, entonces, a la magnitud del descanso nocturno, sino a la imposibilidad de descansar y a la vulnerabilidad a la que se expone si lo intentara. Esta sugerencia se condice con la de un Cristo que no puede descansar ni siquiera de noche, también con la del hombre a quien la alienación y el sufrimiento no le han impedido sonreir de sus labios en la convalescencia.
Se trata del mismo "cuerpo solidario" cuya muerte -como la de Cristo- nos compromete y redime a todos. El mismo que algún día se levantará de la muerte como el combatiente anónimo de "Masa". O como el elefante de la alegoría.
FUENTE:
EL DOMINICAL. 02/12/07
Por Eduardo Chirinos
lunes, 3 de diciembre de 2007
sábado, 1 de diciembre de 2007
Letra Nova
Letra nova en un fiel compromiso con la cultura va a tratar de fomentar el decoro al estudio, a la investigación y al arte que siendo basta en este país no es aporvechada adecuadamente.
Debemos dejar de lado las riñas de quién escribe mejor, quién hace literatura verdadera. Tenemos un ideal: la educación y cultura en el Perú. Los escritores y poetas creen que la literatura están en grandes botellas de licor, antros donde las mujeres se zumen a la humillación y navegan en ella. No. La literatura, a pesar que no tiene una utilidad directa ya que pecaría de pragmático, siempre busca contrarrestar a la falta de imaginación. Búsquemos un mundo nuevo, un mundo donde se pueda dar mejor las cosas, eso debemos construirlo. No creemos prejuicios por las opciones de escritura, debemos saber que si alguien hace literatura es porque simplemente tiene el menester de expresarse. No justifiquemos también que existan seres que la utilicen para escribir cualquier payasada. Caso de algunas personas de la dicha farándula criolla que se sirven de ella para creer que son famosas y a la gente le interesa.
Dicho esto, y poniendo en claro mi enfado con el triste periodismo que se hace en el Perú (no se generaliza ya que existen aún buenos periodistas) este espacio se dará a conocer de manera paulatina.
Sin más nada que decir se despide el autor de este espacio con un profundo abarazo y compromiso hacia la cultura. Gracias.
Miércoles 12 de setiembre
desnudo,
blando,
rojizo,
cual marinero sujeto tus remos
sueltos las anclas
vamos a la deriva
no interesa
estamos en una tormenta
mucho mejor
soplido denso de humedad
tu sudor
el mío
mareas arriba
.............mareas abajo
aquellos dos puntos
ojos marrones de tu pecho
me miran
...............me miran.
Mi ser se ha hecho solamente
un simple juguete de tu pasión.
Me encadenas a tu cabellera
sujetas mi corazón
bailas encima de él.
Ahora bajas
desescalando besos
soy parte de ti
mi descendencia
pertenece al cuartel de tus palabras
suave
.............suspiro.
Ahora estoy más cercano a lo sublimo
a lo inmortal.
Existe un vida entre los dos
un estrecho
un puente
que se forja debajo de nuestro ombligo.
Me sumerjo en las copas de tu futuro
¡Nuestro futuro!
Ahora remamos juntos
contra todo
eso sí
dulcemente.
Ahora simplemente
callas
miras
tus dedos se entrelazan en mi espalda
suspiro
.............suspiro
Un río de mármol se cruza
en tus piernas
Yo soy el mar.
Desplomado caigo como si
me quisiera unir a tu cuerpo
en vano lo intento.
¡Ya estamos unidos!