domingo, 22 de noviembre de 2009

Lima: ángel recaído

Lima se mueve a diez mil metros cuadrados por hora
se mueve sigilosamente entre
las mañanas y las noches
cuando descansa, cuando vive, cuando despierta.
Lima se mueve a pie de gigante,
a sonidos de bujías malogradas
a pasos tumultosos.
Lima se mueve como un acordeón criollo
como una taxi en carrera
como un trabajador en demora
y más
entre sus mazamorras,
sus arroz con leche
sus alfajores.
Lima se traslada al coloniaje
y se vuelve tan colonial como un
sombrero de copa ancha.
Lima también es alrededores,
la Otra Lima,
los descampados, los animales
el niño que juega con su esperanza de trapo
el hambre que cae como una invasión
a las lágrimas que suscitan su muerte.
Ahí, Lima se mueve lentamente
de manera pausada,
muchas veces,
hasta inmóvil.
Lima no se mueve para nosotros,
nosotros nos movemos para ella,
y los pueblos alejados
han sido devorados.
Pero Lima aún se mueve
serpentinamente se mueve,
para el centro se mueve,
para nosotros se mueve.
Lima se mueve para uno,
para otros
se detiene.

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