miércoles, 24 de febrero de 2010

Hasta el otro mundo

Desgraciado; Tranquilo Clemente; Es que es un desgraciado-Sus ojos se desorbitaban de sus mejillas, como dos tunas rojas, enfurecidas.
La mañana se vestía de un celeste claro, las nubes del cielo andino se traspasaban y jugaban con el viento haciendo sonar los arbustos, el sonido de los animales se confundía con las voces madrugadoras, todo se formaba y se diluía a través del sol.
Clemente ya debes darte cuenta que los patrones son así; No pues, nosotros siempre somos los que trabajamos y ellos qué, se ganan todo, nosotros nos rompemos el lomo y ellos qué, abusan de nuestras mujeres; Estás exagerando, ¿a quién no ha robado una vaca Don Miguel?, parece que aún no te has acostumbrado a eso, acostúmbrate Clemente; No pues, no me acostumbro, siempre lo mismo, yo trabajo, trabajo, trabajo y aún sigo con hambre - sus venas que se sobresaltaban, eran como serpientes que luchaban en su cuello queriendo salir – Olvídalo, Clemente.
Los dos volvieron se dirigían a la chacra, no quisieron hablar más del tema, se notaba un aire de cólera que emanaba Clemente, claro, es que imagínate, perder una vaca, la más querida, la que te daba más leche, imagínate, seguir trabajando y ninguna ganancia.
Clemente se echó en el pasto. Hoy no trabajo, ya me cansé; Párate, si no trabajas, no comes; Igual, siempre trabajo y nunca como bien, ya me cansé de seguir trabajando para que Don Miguel se alimente, qué cosa tiene él más que yo; Poder; ¿Poder? –escupió al suelo con arrogancia- no tiene nada de poder, lo que pasa es que nos tiene con miedo, nos grita, nos pega, y nosotros callados no más, pues; Qué puedes hacer; Muchas cosas; Ya, deja de hablar tonterías y ponte a trabajar, párate; Hoy no trabajo, me cansé. Echado en el suelo, miraba como el sol lo cubría y enlutecía su cuerpo, dio un suspiro fuerte y se cubrió la cara con el sombrero hecho de paja.
“Qué estará pensado, ese Clemente, toda la vida quiere tratar de rebelarse pero nunca lo hace, habla y habla, poco trabaja y siempre se queja, no se da cuenta que nosotros tenemos que trabajar para comer, Don Miguel es un mandón, pero en el fondo debe ser así porque sino, no sería nuestro patrón, sería como yo o Clemente, o como Chela que constantemente entra a su cuarto y sale llorando. Clemente se hace el dormido, es un flojo, un holgazán, suspira constantemente, ahora mira al cielo y parece que estuviera pensando en algo, peor lo único que hace es dormir y dormir, mirar el cielo y no sé que cosas más se le pasan por la cabeza, es un flojo, Don Miguel le va a pegar duro, ya una vez lo hizo, capaz la otra vez ya le castiga más fuerte, y se le pega, va a querer descansar y no va a trabajar y yo acá rompiéndome el lomo y él bien echado gracias, levántate Clemente, levántate. Ya te paraste, a dónde vas, porque tienes esa cara de enfurecido, parece que hubieses visto al diablo calato, ven Clemente, a dónde vas, para qué regresas a la casa, a quién vas a buscar, Clemente, pobre de ti.”
Pasaron dos noches que lo no volví a ver, quizás se fue de la hacienda y le mandó a los mil demonios a Don Miguel, lo último que me contaron fue que confabuló oara tomar la haciendo y escaparse con un indios y negros, qué idea tan loca, yo nunca pensé en eso, yo trabajo y de eso me valgo, me moriré de viejo y trabajador, en cambio, Clemente, es buen hombre pero muy quejón, debe callarse, es mejor, me dijeron que luego de haber reunido a una masa de indios y negros quiso enfrentarse a los patroncitos, qué cojudo ese Clemente…
Hoy tengo que recoger a Clemente, me dijeron que estaba en la Haciendo La Villa lo tenían ahí desde ayer, me dijeron que se enfrentó junto a unos indios y los mulatos a los dueños de varias haciendas, que en la lucha estuvo adelante, ahora voy a recogerlo, no me imagino cómo lo habrán puesto, eso le pasa por quejón, no debe haber dicho nada. Lo cargó y lo puso encima de mi burrita, ahora nos iremos a la ciudad, te das cuenta, mírate cómo te han dejado, me dijeron que estuviste gritando libertad, libertad y mírate, los indios al ver que los patroncitos traían a más personas huyeron, te dejaron solo, pero tú arengaste para que no retrocedieran, algunos se quedaron entre ellos los mulatos, otros más cobardes se fueron, pero mírate, como ha quedado tu carita compare, diablos Clemente, está haciendo mucho frío, y tú tonto que no te quieres abrigar, dicen ahora que los patroncitos van a poner mano dura a cualquiera que se les revele, no quieren más tonterías, cualquiera que grite o se queje, balazo…uyyyy qué frío…deberás abrigarte mucho ahora, ese Clemente, la noche está muy fría, y mira cómo te observan esos pájaros, no te preocupes, ya estamos llegando, ay Diosito los indios me contaron que nunca habían visto alguien tan testarudo como tú, los negros te respetan Clemente, pero de qué vale ahora, después que hayan huido, pendejos se creen…Ya estamos llegando, mira doblamos por estos árboles y acá te bajo, a ver, pesas mucho…mira este peñasco, es altísimo, Clemente, el patroncito me ha da´o órdenes, me vas a tener que disculpar compare, pero no quiero que me pase lo mismo que a ti…agggg… ya estás empezando a pudrirte, tantos balazos que te han metido…bueno, hasta el otro mundo, compare…
Y lo lanzó por el peñasco.
Cuento inédito de José Chacchi

sábado, 6 de febrero de 2010

“La candidaTETA ASUSTADA”

CRÓNICA
Dentro de los pormenores de una futura elección todos tenemos ciertas confusiones, dudas que hacen un camino inseguro y desparejo. Es que, dejando todo ello de lado, tampoco existe dicho camino. Cada candidateto y candidateta conlleva dentro de él, si no es pasado funesto y desolador, un presente alegórico y bufonesco. Por eso, nosotros, los que próximamente mancharemos nuestro dedo otra vez y claro, nuestro país de paso, debemos tomar en cuenta ciertas curiosidades. En primer lugar, está el hermanísimo de Alan García, el de la casaca amarilla, el de las escaleras al cielo, el de los hospitales, Luchito Castañeda, un señor que ha renovado nuestra ciudad de los reyes con ciertos elementos curiosos y artificiales, piletas que nos hacen creer que estamos en un país lleno de modernidad, Mc Donalds en cada esquina que nos hacen sentir en New York, Manhatan o California, negritos que conducen carruajes que nos hacen recordar a la colonia cuando la persona de color sólo servían para actos corteses. Nadie duda que ha cambiado el rostro de Lima, disculpen, del Centro de Lima, porque si nos vamos más allá o más acá, nos daremos cuenta que muchas cosas siguen igual. Sr. Castañeda, sabemos que usted es un político que no habla, que no le gusta mucho prometer, que prefiere más realizar obras y obras, y claro más obras, y todo eso, sabemos que usted tiene cierto complejo de bob el constructor y que desea pintar Lima de amarillo porque le cae bien el color a su tostada piel, pero, Don Luchito, hay que ser transparentes acerca del presupuesto para estas obras, no hay que ocultar y ni tampoco borrar del mapa empresas que le han ayudado a construir. Otra candidateta que conocemos es Madamme Fujimori, es decir Keiko, la gordita sonriente que antes la veíamos detrás de su padre y no hablaba ni peras (bueno ahora es casi lo mismo). Si está en un segundo lugar, sin duda es por su apellido y por millones de peruanos que creen que ella también regalará arroz, lentejas y todo eso, y que además creará servicios de asistencialismo (comedores y vasos de leche) pero la verdad es que ella piensa liberar a su padre y que los familiares de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta sigan esperando a la justicia “que tarda pero llega”, no señora, Fujimori fue uno de los políticos más inescrupulosos que tuvo el Perú, usted si desea ser presidente, cámbiese de apellido y vuelva a incursionar a la política por sus medios, capaz en Japón sí la aceptan. Otro señor que ronda por ahí, es el candidateto Humala, que siguiendo los pasos de diversos políticos, ha cambiado su discurso y se ha lidiado más hacia la derecha, el señor Ollanta (hijo no reconocido de Chávez) cree que los militares gobernarán bien el Perú cuando la historia ha demostrado lo contrario, por favor, señor, aprenda más de política que será muy bueno para usted. Y culminamos con el supercandidateto, el señor Bayli, su propuesta es inoportuna, insostenible y a la vez absurda (casi como el sentido de su programa televisivo) señor Bayli con su sarcasmo el Perú no se salvará, con sus bailes pegadísimos con Tongo no resolveremos el problema de la deuda externa, con un beso a Piñera no ganaremos el juicio de la Haya, señor quédese escribiendo sus supuestas novelitas y no cause más confusión en la nación. Este trató de ser un mapa general de los candidatetos. Malos, bueno, pésimos y graciosos, esa es nuestra política peruana, esta política que nos tiene a nosotros la mente asustada.
De "Poemas, crónicas y otras tonterías" (inédito)
José Chacchi Paniagua

Me contaron que una vez...

CRÓNICA
Se narra antiguamente que dios, sí, el de la mitología hebrea, el “salvador de los pobres”; condenó al pequeño pueblo del sur con un fuerte diluvio, este castigo fue dado, dicen, porque dios enojadísimo, se dio cuenta que estos “ciudadanos de segunda categoría” no habían dado su sacrosanto voto a su hijo unigénito e irrepetible, Alancristo, porque para dios, como para Cipriani, el voto secreto y los derechos humanos son una tremenda tontería.
Muchos clamaban salvación pero este dios estaba viendo en los “medios de incomunicación” las últimas encuestas electorales o los últimos entredichos entre Abencia y Mamanchura o quizás algún chisme nuevo de Magali, y no porque no hubiese más canales (no olvidemos que él todo lo ve) sino porque últimamente parece que eso le interesa más. Su hijo, Alancristo se acordó que era otra vez presidente del Perú, a pesar que su encuesta multicontinental dijo lo contrario y dejando de lado su sándwich de Miraflores llenísimo de mostaza y sinvergüencería, también su vaso de coca cola helada con un sorbete hecho del mismísimo material de los tubos del gas Camisea (y claro, lo toma porque es de sabor internacional) decidió darse un viajecito merecido para conocer más aquello que lleva como nombre Perú. Llamó a sus discípulos-ministros para que preparen todo para su grandiosa salida, todos estaban, estaba la fiel devota Araoz repasando sus libros y buscando lo que significa “bienestar económico” porque el único que conoce ese concepto es su bolsillo, estaba el tío Jorge tratando de borrar su nombre en los últimas conversaciones que tuvo con los fariseos Rómulo León, Químper y Canaán, y además estaba Pedro Múlder en quien Alancristo edificará “su nueva casa del pueblo”.
Entonces viajó y llegó a un lugar lleno de sol y marinera y pañuelos – como dicen que el Perú está fregado - decía. Y luego se dio cuenta, recién, que el Cusco quedaba en el sur y no en el norte, pero aprovechó para brindarse sus merecidas vacaciones recordando cuando era feliz, cuando no era presidente (cuando los peruanos éramos felices). Mandó entonces a su paloma mensajera Quesquén para que avise al pueblo del sur (no se acordaba cómo se llamaban esos pueblos) que la ayuda llegará pronto, más pronto aún de la ayuda que tuvo Pisco, más pronto aún que la construcción del tren eléctrico; y que no desesperen. Cuando se cansó de tantos ceviches, llegó al sur, pero como intentó caminar sobre las aguas y no pudo, quiso sobrevolar el pueblo, mirándonos desde lo alto, como lo que es, el de mayor jerarquía, el que llena de estupidez la televisión peruana, el que promete y no cumple, el que apoya a su “hermano” Castañeda para ganarse un par de puntitos por ahí, el que no le interesa saber quién es el culpable de Bagua (¿capaz soy yo?), el que llena los libros de escolares con su foto imitando a su primo Juan Alberto Fujimori el bautista, el que no le interesa la educación peruana porque sus hijos estudian en el Markhan o en el extranjero, el que apoya a Bayli en todo porque es un gran distractor en estas elecciones, el que oculta sus pañuelos llenos de sangre de aquellos que estuvieron en Santa Bárbara, el que huye, el que se exilia, el que miente, el que da represalia a la libre expresión, el que nos llama de segunda categoría, el hijo predilecto de dios Obama, porque debes saberlo ahora, dios es oscuro, eso sí.
De "Poemas, crónicas y otras tonterías" (inédito) José Chacchi.